jueves, 25 de septiembre de 2014

Saber hacer un truco de magia no te convierte en mago.


Mi hijo es aficionado a la magia. A mi, me encanta ver sus trucos, y sobre todo, lo mucho que practica y el esfuerzo que pone antes de mostrar cada una de sus habilidades.

Hace poco me pidió que le acercase a una tienda de magia, donde poder adquirir material para un nuevo truco. Al llegar al establecimiento, el dependiente, junto con otro "parroquiano" apostado en el mostrador (de esos que jamás, a primera impresión, dirías que es mago ...), nos recibieron muy amablemente.

Mi hijo le pidió el material que necesitaba y, ante mi sorpresa, el dependiente le hizo un pequeño examen para ver si era merecedor de poder adquirir el material. El "parroquiano", además, intercalaba comentarios sobre lo difícil que había sido en sus tiempos adquirir el conocimiento: se desplazaba desde Cádiz a Madrid, cada fin de semana, para poder asistir a clases de magia.

Jamás había visto nada igual: un vendedor que examina a su cliente. 

De aquí saqué cinco conclusiones:

1.- Un mago no entrega sus secretos a cualquiera. Le han costado mucho aprenderlos, practicarlos y perfeccionarlos.

¿Porqué tendría que regalárselos a cualquiera que se lo pidiese? 

Esa, en el fondo, es la esencia de la magia: hacer algo que para otros es, sencillamente, inexplicable.

2.- Saber hacer un truco de magia, no te convierte en mago. Un truco lo puede hacer cualquiera. De hecho, se pueden comprar algunos muy impactantes .... pero es sólo eso: un truco comprado. 

Mago es el que hace magia, no el que hace trucos. Un trilero (esos del los tres cubiletes, y la bolita ....) hace "trucos", no magia.

3.- Un mago respeta a otro, que ya lo sea, o que se esfuerce por aprender su arte.

Es una cuestión de valores, no de título. Si no mereces su respeto, ni tan siquiera mereces su atención. Digas lo que digas que eres, tienes que demostrarlo.

4.- El que es un mago, lo es siempre, y le da lo mismo los medios que tenga a su alcance. 

Tanto el dependiente como el parroquiano (magos ambos) comentaban que les era indiferente si la baraja que utilizaban era nueva, y de excelente calidad, o "requeteusada". Ejecutaban los trucos con la misma pericia. 

El que sabe hacer algo, lo hace. Punto.

5.- A un mago le molesta el que alguien que "no es de los suyos" se atribuya su título. 


Al final, creo que todo el que pone pasión en lo que hace, tiene un poco (o un mucho) de mago, porque ...
  • ... hace sencillo lo que a otros les parece imposible. No le cuesta hacer lo que le apasiona. 
  • ... permanentemente, se esfuerza en llegar a dominar su arte, aún a sabiendas de que cada día aprenderá algo nuevo, lo cual, le empuja a seguir aprendiendo.
  • ... siente respeto por los que como él, se han esforzado por llegar y progresar.
  • ... su condición, su ser interior, le hace que siempre sea lo que es. No hay interruptor "On-Off" para la magia.
  • ... defiende lo que considera que es honesto y digno de su arte.
¿Lo ves así?¿O no? Cuéntanoslo, por favor, y déjanos saber tu valiosa opinión.

Gracias por tu tiempo. 


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