miércoles, 17 de septiembre de 2014

Cómo presentar una oportunidad ... a partir de un problema




Seamos realistas: un jefe, de manera consciente o inconsciente, tiene en su cabeza un “indicador de andar por casa” de la cantidad de problemas que cada uno de sus colaboradores le resuelve y de cuántos “le echa a la espalda”. Si el balance es positivo, perfecto. Si no, el colaborador debería de ir buscando soluciones …

Dado que, como “materia prima”, los problemas son una fuente sostenible (antes se acabará la energía solar que los problemas ...)  los que nos dedicamos a la gestión tenemos un porvenir excelente … siempre y cuando, seamos capaces de encontrar la oportunidad que hay detrás de todo problema y de que ese balance, del que antes hablaba, permanezca en positivo el máximo plazo posible.

Te sugiero tres pasos sencillos para plantear la oportunidad que todo problema esconde.

1.- Sé específico: define con claridad cuál es el problema.
Este paso es tan obvio, como obviado en muchas ocasiones (aunque te parezca increíble). 

Sé objetivo con los datos y hechos que le presentas, y no te andes por las ramas. Enuncia, de manera inequívoca, lo que consideras que es el problema 

Resulta paradójico que lo que tú ves como un “problemón”, tu jefe lo ve como un “problemilla”, o justamente al contrario, lo que denota que uno de los dos tiene bastante más información y/o conocimiento que el otro sobre el impacto del asunto.

Cuidado: algunos jefes tienen auténtica aversión a los problemas. Si este es el caso en el que te encuentras, sugiero que tu introducción a la conversación deje claro que vienes a plantear una mejora a un "tema que no parece estar muy bien resuelto" (ni se te ocurra nombrar la palabra tabú: problema). Eso hará que tu jefe aplace el juicio y te permita llegar hasta el final de tu exposición sin "matar al mensajero".

2.- Propón tu solución.
Jamás te quedes en el enunciado del problema. Plantea la oportunidad que se esconde él.

Lo habitual es que tengas varias opciones, y además, un orden de preferencia para cada una de ellas.

Tu jefe es humano (sí, aunque no lo creas a veces) y tiene su manera subjetiva de ver las cosas, lo que se plasma en su estilo de dirección.  Conociéndolo, integra en tus propuestas sus temores, sus necesidades, lo que su entorno le comentará, … 

Explícale si te has enfrentado a un problema similar, cómo lo atacaste y cuál fue el resultado. Tu experiencia. Si no la tienes, otras experiencias que te hayan servido como referencia en la solución.

Del abanico de soluciones, dale el orden de preferencia y con qué criterios lo has ordenado. En este punto, es muy importante mostrar las implicaciones que tienen las soluciones, tanto en él, como en el resto de la organización. No existen acciones neutras, y como me dijo un antiguo profesor: "todo tiene alguna ventaja, y muchos inconvenientes".

Es posible que, en el diálogo sobre las opciones, surja alguna que no hayas contemplado. Perfecto. En cualquier caso, tú has sido el detonante de esa nueva opción, al presentar las anteriores. Que no te preocupe lo más mínimo si no supiste verla: no se puede ser perfecto, y desde luego, has hecho mucho más que los que no hacen nada por mejorar.

3.- Acepta tu responsabilidad.
Lo que definitivamente hará que tus propuestas ganen credibilidad será mostrando tu compromiso con la solución que planteas.

Ver un problema, proponer una solución y además, mostrar compromiso, demostrará tu control sobre el tema y te hará merecedor de la confianza para que disponer de la autoridad y recursos para ejecutarla.

Aceptar tu responsabilidad, "simplemente", significa ponerte al frente del trabajo de campo para resolver el tema, y si falla, ser quien traiga las nuevas alternativas hasta que el problema desaparezca.

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1 comentario:

  1. Un post perfecto y con cuyas ideas y recomendaciones me identifico plenamente, no creo que pudiera haberlo descrito mejor!

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